Descripción
Carcomer con palabras lo que se tiene que ir. Ensañarse con los viejos ropajes hasta hacerlos polvo. Corte y confección (con-ficción, confesión). Y así como la polilla busca el bombillo y da vueltas en torno a este, las palabras tornan una y otra vez a ese minúsculo haz de luz que se filtra por entre la oscuridad y el silencio (la herida y la devastación). Devenir polilla para pulverizar los papeles en los que uno ya no se encuentra, los roles que adulteran la sustancia, las vendas mágicas y los velos que aprisionan la existencia. A lo mejor soy una polilla es una inmersión en la noche, un viaje en la oscuridad, un vuelo sobre las ruinas.
Camila Galvis lleva una polilla escrita en la piel —cual brújula y bitácora— que la guía hacia la luz.
Andrés Torres Guerrero
Andrés –
Buen libro